Origen y Misión

Situación de la Enseñanza de la Filosofía en Colombia: ¿Por qué es necesario un Observatorio para este campo?

Desde el siglo XVII la filosofía ha sido parte de la formación académica del currículo oficial de las instituciones educativas colombianas. Aunque es cierto que en la actualidad esta disciplina sigue siendo parte de la formación obligatoria del plan de estudios colombiano de educación media, diversas decisiones del Ministerio de Educación y otras instituciones como el ICFES parecen menguar cada vez más su fuerza y presencia en la educación de los colombianos.

Un ejemplo claro de ello es que los colegios técnicos, precisamente por su carácter técnico, no estarían obligados a incluir esta asignatura en su plan de estudios[1]. Por otro lado, la ley general de educación no establece un número mínimo de horas semanales y esto lleva a muchas instituciones a ofrecer solamente una hora semanal de filosofía en los grados décimo y undécimo, muchas veces con profesores que no tienen la formación profesional en filosofía[2]. Finalmente, la decisión del ICFES de fusionar las pruebas de Lenguaje y Filosofía en la Prueba Saber 11 (ICFES, 2015, 2016), no solo deja ver el desconocimiento de esta disciplina y su aporte a la formación de la juventud, sino el desplazamiento que ha visto en el currículo oficial. No es extraño entonces que haya voces que hablen de un “asesinato de la filosofía” (Licenciatura en Filosofía, 2014) en Colombia.

Ahora bien, es preciso mencionar que es difícil saber con certeza la situación de la enseñanza de la filosofía en el país tanto en zonas del interior como de las ciudades capitales, pues ninguna institución ha tomado como tarea realizar el seguimiento a este asunto. Sabemos muy poco sobre qué se ha investigado al respecto, qué se ha publicado, quiénes enseñan filosofía en los colegios, qué tipo de plan de estudios siguen, qué libros de texto o con qué mediaciones didácticas y bajo qué metodologías, etc. Y si nos referimos a la enseñanza de la filosofía en otros espacios educativos, nuestro desconocimiento es aún mayor: ¿Hay enseñanza de la filosofía en proyectos de educación popular, en bibliotecas, salones comunales, parques…? ¿Qué otros proyectos de enseñanza de la filosofía hay en nuestro país: cafés filosóficos, terapia filosófica, counselling filosófico? ¿En qué tipo de colegios y en dónde se desarrollan proyectos de filosofía para/con niños?

Por otro lado, al considerar el cambio operado por la última versión de la Prueba Saber 11, a punto de cumplir 10 años, nos preguntamos: ¿Qué cambios se han generado en las instituciones de educación media? ¿Qué consecuencias (positivas y negativas) se comienzan a evidenciar al vislumbrar el final del primer decenio de la fusión de las pruebas de Lenguaje y Filosofía? ¿Cómo han cambiado los resultados de lectura crítica de la nueva prueba con respecto a la prueba anterior? Interrogantes similares se podrían plantear con respecto al documento del Ministerio titulado Orientaciones Pedagógicas para la Filosofía en Educación Media, Publicado en 2010. ¿Qué impacto ha tenido esta guía en la enseñanza de la filosofía en el país? ¿Cuántos docentes se han formado en didáctica crítica? ¿Cuántos han enfocado sus clases en los tratados de moral, estética y epistemología? ¿Cuántos aplican la estrategia de seminario alemán? ¿Cuántos siguen, al menos en parte, los esquemas sugeridos que relacionan núcleos de problemas, competencias y preguntas filosóficas?, Es decir, en general, ¿Qué tanto se han servido los docentes de filosofía de estas Orientaciones y quiénes lo han hecho? Y con respecto a las perspectivas pedagógicas predominantes, ¿Cuál es el modelo pedagógico predominante en el país, el tradicional, el constructivista, el conductista, etc.? ¿Cuáles son las estrategias didácticas más recurrentes en las aulas de clase; cuáles sus mediaciones didácticas, espacios geográficos, los pedagogos y didactas más leídos? ¿Qué modelos evaluativos predominan en el diseño de exámenes y trabajos? ¿Qué tipo de motivación suelen ser los más aplicados por los docentes: conductistas, humanistas, etc.?

Finalmente, con respecto a los temas de reflexión contemporánea, ¿Qué temas no tradicionales de la filosofía eurocéntrica y angloamericana se incluyen, con qué frecuencia e intensidad? En otras palabras, ¿Hay presencia de la perspectiva de filosofía como forma de vida, de saber ancestral, filosofía africana, asiática, amerindia en nuestros colegios? ¿Qué rol juegan en los cursos de filosofía perspectivas como el feminismo, la interseccionalidad, el racismo, el poscolonialismo y decolonialismo, etc.? Como se ve en estas preguntas, abogamos en el Observatorio por una comprensión amplia del término filosofía que responda a nuestra historia latinoamericana y a nuestras comunidades minoritarias, como son en el caso colombiano los pueblos ancestrales, las negritudes, pero también la filosofía como se ha entendido desde hace varios siglos desde el pensamiento africano y asiático. Adoptar una actitud hermética frente a estas perspectivas sería como darle la espalda a nuestra propia historia, nuestras luchas y fracasos como pueblos latinoamericanos y como nación; sería negar nuestro código genético biológico y cultural; en últimas, sería desconocer quiénes somos y permanecer a la sombra de Otro como su mero reflejo.

La mayoría de preguntas como las que se han enunciado a lo largo de estas dos páginas no tienen una respuesta concreta documentada, pues no ha existido ninguna institución en Colombia que tenga dentro de sus objetivos estudiar la situación concreta de la enseñanza de la filosofía en los establecimientos educativos del país. Si bien es cierto que muchos grupos de investigación registrados en Colciencias tienen líneas de investigación sobre educación y filosofía, e incluso hay un grupo enfocado en tal tema (Filosofía y Enseñanza de la Filosofía de la Universidad Pedagógica Nacional) y se han realizado algunas investigaciones relacionadas con una que otra pregunta mencionada arriba, sobre todo filosóficas (muy pocas basadas en evidencia empírica) en general reina el desconocimiento.

Por supuesto, hay algunos avances en puntos específicos de los ya mencionados. Gracias a algunas iniciativas gubernamentales como la del SNIES, es posible saber cuántos programas de pregrado y posgrado se ofertan en el país, cuántos graduados en filosofía ha tenido el país en los últimos años e incluso cómo se ha desarrollado la vinculación laboral de estos nuevos profesionales.

Además, algunos investigadores han concentrado su trabajo en saber qué tipos de filosofía se ha enseñado en nuestro territorio desde que esta disciplina se instaló en los centros educativos (Del Rey Fajardo & Marquínez Argote, 2010; Saldarriaga, 2020). Sabemos cuáles han sido los textos o manuales escolares para la enseñanza de la filosofía en nuestro país y qué tipo de filosofía se halla presente allí (Cardozo Jiménez, 2018; Montes & Montes, 2019). Otros investigadores se han enfocado en sus propios ambientes de aprendizaje y han indagado por mejores métodos para enseñar el pensamiento crítico desde sus cursos de filosofía (Lara & Rodríguez, 2016; Macías, 2017) y otros se han tomado la tarea de realizar estudios bibliométricos sobre la producción en Colombia en revistas académicas (Bernal Ríos, 2020; Cruz et al., 2018; Valencia, 2016). Como es evidente, la información recogida hasta el momento deja de lado la situación concreta de los profesores de filosofía y la enseñanza concreta de esta asignatura tanto en bachillerato como en universidad. Al respecto solo hay dos estudios recientes: en Quindío (Bernal Escobar et al., 2008) y Santander (Flórez-Pabón et al., 2022). Es decir, solo hay algo de información sobre dos de los 35 departamentos del país. Con respecto a la enseñanza de la filosofía en el nivel universitario hay algunas publicaciones: sobre el SNIES (Prada Dussán, 2021) y sobre los cambios en los programas académicos de pregrado (Farieta et al., 2015; Farieta Barrera, 2018)

Tal es la situación de la enseñanza de la filosofía en el país: desconocimiento generalizado con pocos avances. Es precisamente este desconocimiento el que revela la urgencia de comenzar a trabajar por superarlo y por ello la Sociedad Colombiana de Filosofía desde hace poco menos de una década ha comenzado a consolidar la Comisión Educativa. Allí en el año 2021 surge la iniciativa del Observatorio Colombiano para la Enseñanza de la Filosofía ante la ausencia en Colombia de una institución que se encargue de Observar, estudiar y difundir información sobre la Enseñanza de la filosofía en nuestro país[3].

Historia Del Observatorio Colombiano Para La Enseñanza de la Filosofía

Ad portas de cumplir el primer año del trabajo que dio origen al OCEF, me parece necesario describir los primeros pasos de esta empresa que busca contribuir al mejoramiento de la enseñanza de la filosofía en todos los niveles y escenarios educativos de nuestro país (de ahí que el nombre sea Observatorio para y no de…). Escribo este texto en primera persona, a modo autobiográfico, desde la hermenéutica que aprendí en Canadá y me esfuerzo por cultivar, perspectiva que también me orientó en la estructuración de esta empresa y que espero sea complementada con otras perspectivas filosóficas y no filosóficas.

El origen concreto del OCEF se halla en la iniciativa tomada por Maximiliano Prada, miembro de Socolfil y coordinador del Comisión Educativa de tal institución. En medio de mi búsqueda de una institución colombiana para realizar una pasantía y cumplir así con uno de los requisitos de condonación de mi crédito-beca ante el ICETEX acudí a Maximiliano para consultarle sobre posibles instituciones a las que yo pudiera acudir. El ICETEX me solicitaba trabajar por un período mínimo de seis meses en una institución afín a mi proyecto doctoral y al comentarle esto a Maximiliano, colega por varios años en la UPN, me comentó que tal vez en Socolfil podríamos adelantar alguna actividad que sirviera tanto a Socolfil como a mí mismo. Durante varias charlas llegamos a la idea de iniciar la creación y estructuración Observatorio. Ya que yo no era miembro de Socolfil y ante la dificultad de vincularme, debido a los requisitos exigidos y los tiempos del cronograma de Socolfil y de mi beca, le propuse a Max que lo hiciéramos por medio de una pasantía en Socolfil y así lo hicimos.

Después de que fuese aprobada mi solicitud por el presidente de Socolfil, Carlos Patarroyo, inicié mi participación en las reuniones online del Comisión Educativa y allí se discutió durante varias reuniones entre Agosto y diciembre de 2021 los borradores de la propuesta que yo empezaba a concebir. Los presentes me hacían sugerencias y preguntas y yo trabajaba en responderlas durante las semanas siguientes. Fue en esas reuniones donde se concretaron mis tareas concretas para esta pasantía y los elementos que esperaban encontrar en el documento inicial que entregaría al finalizar mi labor.

El primer trabajo que realicé fue revisar el documento elaborado y compartido por Diana Melisa Paredes y Pablo Vargas, que siendo docentes de la UPN ya habían elaborado una propuesta de Observatorio, pero que no pudo florecer por diversos inconvenientes. También observé las páginas web de otros Observatorios, particularmente del Observatorio de Filosofía de México. A partir de allí estructuré los objetivos y líneas de acción de la propuesta inicial del Observatorio que fueron refinadas en las discusiones de la Comisión Educativa. Al recibir luz verde en la Comisión, seguramente hacia noviembre, inicié las tareas concretas ya propuestas y aprobadas.

La primera actividad concreta del Observatorio se realizó en torno a un trabajo que yo ya había comenzado motu proprio alrededor de los trabajos de grado de estudiantes de filosofía en Colombia. Lo que inició como un asunto de curiosidad personal sobre los temas que trabajaban los estudiantes de filosofía del país, se convirtió en la primera tarea que ya me exigiría realizar análisis específicos para ver qué revelaban tales documentos. Tal trabajo ya mostraba algunas de las potencialidades no solo de realizar investigaciones formales sobre la enseñanza de la filosofía, sino de ejercicios más sencillos como el ya mencionado.

La segunda tarea del Observatorio consistió en invitar a los investigadores colombianos (principalmente los mismos miembros del Comité Educativo) para que nos compartieran en un breve texto sus investigaciones sobre la enseñanza de la filosofía en Colombia, lo que se tradujo en un conjunto de textos que describirán brevemente unas 15 investigaciones y los productos asociados. Allí se pudo evidenciar con claridad el interés y trabajo alrededor del tema, así como el desconocimiento del trabajo realizado en el país.

La tercera tarea del observatorio comenzó a desarrollarse en compañía de otras personas. Dos estudiantes de Doctorado de la UPN se vincularon al observatorio para desarrollar actividades que les avalarían como requisito de grado. Estas es una tarea que no solo apoya el trabajo del observatorio, sino que al mismo tiempo contribuye o hace parte del levantamiento del estado del arte de su propio tema de investigación doctoral. Cómo se ve, estas personas coadyuvaron en hacer búsquedas documentales y hacer análisis que ayudaban a ver la situación de la enseñanza de la filosofía en el país y los intereses académicos alrededor de este tema.

 

[1] Como lo explica Valencia, “Desde el medio escolar, la Ley 115 (General de Educación en Colombia) en su artículo tercero, establece a la filosofía como parte de las áreas fundamentales en la educación media académica. Muchos colegios cuyo bachillerato ofrecía una especialidad (comercial, artística o técnica), asumieron que por no ofrecer un bachillerato académico, podrían obviar la asignatura. Sin embargo, la obligatoriedad establecida de la prueba de Estado (Decreto 068 de 1942) y la inclusión de la filosofía en 1994 como parte de la prueba, hizo que ésta se siguiera enseñando en los planteles” (Valencia, 2016,p. 59)

[2] En un reciente proyecto de investigación en Santander se muestra que solo el 15% de los maestros de bachillerato estudiaron un pregrado en filosofía (Flórez-Pabón et al., 2022); otra investigación en Quindío señala una cifra similar, aunque más alta: 25% (Bernal Escobar et al., 2008).

[3] Aunque en la Universidad Pedagógica de Colombia se inició el trabajo para estructurar un observatorio en la Licenciatura en Filosofía hacia el año 2014, este no logró consolidarse. Sin embargo, el trabajo realizado por los docentes mencionados fue un insumo de consulta para la realización de la presente propuesta, si bien las dos iniciativas se diferencian claramente en sus objetivos, líneas de acción y tareas concretas.

 

Referencias

Bernal Escobar, I., Ceballos Ruiz, P. A., Ospina Vinasco, A. M., & López, C. A. (2008). La enseñanza de la filosofía en el Quindío. Revista de Investigaciones Universidad Del Quindío, 18, 180–190.

Bernal Ríos, L. P. (2020). Enseñanza de la Filosofía en Colombia: Un balance bibliométrico (2008-2020).

Cardozo Jiménez, O. A. (2018). Manuales escolares y libros de texto de filosofía escolar en Colombia 1945-1979. Univesidad Nacional de Colombia.

Cruz, I. D., Patiño, D., & Lara, P. A. (2018). Balance de la producción investigativa sobre la enseñanza de la filosofía en revistas especializadas de Colombia. In O. Pulido Cortés, O. O. Espinel ernal, & M. Á. Gómez Mendoz (Eds.), Filosofía y enseñanza. Miradas en Iberoamérica (pp. 37–76). Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. http://repositorio.unan.edu.ni/2986/1/5624.pdf

Del Rey Fajardo, J., & Marquínez Argote, G. (2010). Enseñanza de la filosofía en la universidad javeriana colonial (1623-1767). Pontificia Universidad Javeriana.

Farieta, A., Gómez, M. del P., & Almeida Moreno, S. (2015). Análisis comparativo de los planes de estudio de filosofía en Colombia. Parte 1: generalidades y flexibilidad. Folios, 42, 87–104. https://doi.org/10.17227/01234870.42folios87.104

Farieta Barrera, R. A. (2018). Análisis comparativo de los planes de estudio de los programas de pregrado en filosofía en Colombia, segunda parte: contenidos. Folios, 48, 167–191. https://doi.org/10.17227/folios.48-8142

Flórez-Pabón, C. E., Gelves Ordóñez, J. J., Cabeza Herrera, Ó. J., & Plazas Lara, C. A. (2022). Enseñanza de la filosofía en Norte de Santander, Colombia: caso provincia de Pamplona. Cuadernos de Filosofía Latinoamericana, 43(126). https://doi.org/https://doi.org/10.15332/25005375.7605

ICFES. (2015). Marco de referencia para la evaluación, ICFES. Módulo de lectura crítica, Saber 11 / Saber Pro.

ICFES. (2016). Módulo de lectura crítica Saber Pro 2016. www.icfes.gov.co/...y.../saber...saber...lectura-critica-saber.../file?...

Lara, J. M., & Rodríguez, E. (2016). Fomento del desarrollo del pensamiento crítico en estudiantes de grado décimo desde situaciones cotidianas en la asignatura de Filosofía. Educación y Humanismo, 18(31), 343–357. https://doi.org/10.17081/eduhum.18.31.1383

Licenciatura en Filosofía. (2014). Manifiesto contra el asesinato de la filosofía en Colombia Universidad. https://profesorvargasguillen.files.wordpress.com/2014/09/manifiesto-contra-el-asesinato-de-la-filosofc3ada-en-colombia.pdf

Macías, H. A. (2017). Una propuesta pedagógica frente a la lectura crítica de textos filosóficos en una institución educativa del departamento de Santander. Cuadernos de Filosofía Latinoamericana, 39(118), 177–193.

Ministerio de Educación Nacional (MEN). (2010). Orientaciones Pedagógicas para la Filosofía en la Educación Media.

Montes, V., & Montes, J. (2019). La filosofía como disciplina escolar en Colombia 1946-1994. Editorial Aula de Humanidades.

Prada Dussán, M. (2021). Impacto de las políticas de formación de maestros y evaluativas en el campo de la enseñanza de la filosofía en Colombia, 2014-2019. Cuadernos de Filosofáía Latinoamericana.

Saldarriaga, O. (2020). La filosofía neotomista como filosofía escolar (Colombia 1870-1930). Educação Temática Digital, 22(4), 873–890.

Valencia, D. A. (2016). Estado del arte de la enseñanza de la filosofía en Colombia: génesis y categorías. Universidad ICESI.

 

 

Elaborado por: Fredy Hernán Prieto Galindo

Actualizado en marzo de 2024

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